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¡Te voy a dar la fascia lata!

Vaya que si te voy a dar la lata. Hasta el infinito y mas allá.

No por tenerte manía, ni por molestar. Solo quiero compartir contigo mi experiencia clínica sobre la fascia lata y su altísima incidencia en las patología biomecánicas.

Y es que, tras más de 10 años perfeccionando el diagnóstico global diferencial de las asimetrías de tensión del cuerpo que interfieren en una correcta propiocepción y respuesta motora, me di cuenta de que:

En el 90% de las patologías con componente mecánico había, como factor determinante y primario, una alteración mecánica de la funcionalidad de la fascia lata

Cuando digo cualquier patología me refiero a cualquiera. Epicondilopatías, dolor de cuello, rotura de manguito rotador y lo que quieras. Incluso si la lesión es traumática, la alteración de la fascia lata tendrá un papel decisorio en la recuperación.

La fascia lata se continua con el ligamento inguinal y la fascia abdominal. Estas son las fascias más potentes del cuerpo y si están alteradas van a alterar enormemente la biomecánica.

Tanto de la cintura como del tronco, al limitar movimientos de rotación, inclinación, torsiones y la misma postura. Los brazos, el cuello y la columna dependen para su buen funcionamiento de libertad de movimiento y una buena postura.


La fascia lata es capaz de alterar todo esto. Lo malo es que es un tejido asintomático. 
Nadie con dolor de cuello te dice que le duele el cuello por tener acortada la fascia lata de la pierna izquierda.

El esternón es otro punto clave con el que te daré el tostón.

Pero eso será otro día…